Posteado por: bbypk | noviembre 11, 2008

‘MACROBOTELLÓN’ EN VITORIA

El anunciado macrobotellón del pasado fin de semana no fue ni botellón ni multitudinario. La nueva protesta contra el limitado horario de los bares reunió, sobre las 2.00 horas de la madrugada del sábado al domingo, a alrededor de 300 personas en la plaza de la Virgen Blanca de Vitoria. Pocas llevaban una bebida en la mano. La movilización se saldó, eso sí, sin incidentes, según destacaron ayer fuentes de la Ertzaintza y la Policía Local. Vehículos de ambas fuerzas de seguridad pasaron de forma intermitente por el centro gasteiztarra para vigilar que no se repitiera el altercado de hace una semana, cuando un grupo de vándalos prendió fuego a la exposición de fotoperiodismo de Periscopio.

 

La indignante imagen de un montaje fotográfico -que costó 22.000 euros- reducido a cenizas ha estado muy presente a lo largo de esta semana en la capital alavesa. Grupos políticos y empresarios hosteleros condenaron los destrozos del pasado 2 de noviembre. El alcalde de Vitoria, Patxi Lazcoz, confió en que estos incidentes no volvieran a producirse, pero también pidió a la Ertzaintza que estableciera un dispositivo de prevención. Lo cierto es que, después de unos fines de semana conflictivos -la nueva agresión a las rampas mecánicas del Casco Medieval y los sucesos con los que terminó el primer macrobotellón -, ayer se palpaba cierta tensión en el ambiente de la Virgen Blanca. Las apariciones de los coches policiales se acompañaban por pitidos de los asistentes. «Mira, mira, cómo vienen. Y pasan hasta por encima de los chorros de agua», comentaba un grupo de jóvenes mientras un vehículo 4×4 de la Ertzaintza atravesaba la reformada plaza.

 

«a ver si se arma» Tanto desde la Policía vasca como desde la Local destacaron ayer la total ausencia de incidentes. La estampa fue la habitual de los fines de semana. Jóvenes orinando en la calle, alguien que tiraba bebida desde la balconada de San Miguel, besos para la estatua de Celedón y, en general, más expectación que movilización por el cierre de los bares. Entre las decenas de asistentes al evento hubo mucho curioso que comentaba «a ver si se va a volver a armar».

 

Sin embargo, la Virgen Blanca fue más un lugar de reunión para quienes abandonaban los bares del Casco Viejo -patrullas policiales inspeccionaron algunos cierres a pie de calle- que el escenario de un macrobotellón . La escena de hace una semana no volvió a repetirse. Quizá también tuvo que ver que algunos de los locales hosteleros del entorno de la Virgen Blanca siguieran abiertos a la hora anunciada para la concentración.

 

Fuente: Elcorreo.com


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